es obligado ir a los campos de fútbol situados al pie de La Torre de Hércules,
los partidos de niños se suceden haga frío, viento, niebla, granice, llueva o caigan "chuzos"...
tienen que estar tres cuartos de hora antes de jugarse el partido, ya se sabe el entrenador prepara su estrategia que transmite a sus pupilos, mientras los padres y abuelos se entretienen...
la emoción empieza con el buen hacer de los chavales que juegan con mucha ilusión
y descansan cuando les toca su turno, en este caso (imágenes del día 7 de este mes) felices por el buen día que hace y se pueden tumbar.
¡Se acabó! obligado es darse la mano, saludarse al finalizar y hasta el próximo partido.
Mientras esperamos que salgan de la ducha un vistazo al campo en donde juegan los más pequeños y recordar con nostalgia cuando los nuestros jugaban allí, es más cómodo y abrigado,
pues no hay que olvidar que estos campos están a la orilla del mar cerrados por verjas, red y
unos arbustos cuajados de fruto y semilla que resultan ser una alegría para la vista.
Ayer el partido que se jugaba era el de fútbol sala por la tarde (como es habitual),
no hubo el de fútbol hierba este sábado, al equipo de Juan le tocó descansar, aunque el ambiente sería el mismo, sólo hay que fijarse en el cielo azul que había.
Por la noche y una vez más la magia de la Luna nos envolvió con su luz...
Abrazos.