Un amanecer de regalo

Me gusta ver amanecer desde la buhardilla de Driada y en su compañía, son momentos virtuales que tienen la misma fuerza, el mismo cariño, la misma paz como si de momentos reales se tratara, busco imágenes que ella captó con su máquina y son tan reales que no hace falta mucha imaginación para saber que lo que cuento es como vivir el momento en el que ella está fotografiando el amanecer.

Hace tres o cuatro días, ella, amablemente me pasó estas imágenes de un amanecer mágico, tan mágico que se quedó en Galicia para que yo pueda disfrutar con intensidad cada momento del que Driada disfruta en Cataluña desde su buhardilla.

Driada tiene un gran corazón, ama la naturaleza y deja su huella por dónde quiera que pase, después de contemplar ese amanecer veo este corazón grabado en el árbol y no dudo nada: ¡Driada está aquí!

Guardadas para ella tengo las rosas que más le gustan, las de color lila, se las ofrezco con el deseo de que al mirarlas se borre de su mirada esa preocupación, ese dolor que está en su pensamiento cada vez que ve amanecer y con la esperanza de que un día ese "amanecer" sólo esté lleno de alegrías, todas las que se merece.

Cuando vi este mandala mediterráneo pensé en ti Driada, por el color, por las manos (tentáculos), tantas como tú extiendes con amor, con esa ansia de vivir y de ayudar a que vivan, con ese corazón que vas dejando a tu paso, por eso con las flores va el mandala que te recordarán que dás todo lo que tienes ...

tienes mucho, pero repartes más, recojo todo lo que me ofreces, sea apoyo, sea amistad, sea lo que sea, desde un amanecer que me coloca a tu lado hasta llegar a esta imagen que te ofrezco de este musgo que crece "hace mucho tiempo" en el tronco de un rosal y que será símbolo de nuestra amistad para que siempre podamos decir ¡hace mucho tiempo!
¡Gracias, por estos amaneceres son realmente bellos!

Abrazos.