Paseo y estanque.

En la mañana de ayer sentí la necesidad de dar un paseo tranquilo y que mejor que ir al Parque, entras en él y sientes la paz del silencio, estos viejos árboles impiden oír el ruido de la ciudad (es lo que yo pienso), a parte del paseo en sí buscaba algo,

ese algo tenía que estar aquí,

en el estanque que todavía está vacío.

Hicieron obras y mientras éstas duraron los patos y cisnes que había fueron trasladados,

confiaba en encontrarlos ya, no me imagino el recinto sin sus eternos habitantes,

esos que esperaban las migas de pan que les llevaba cuando era pequeña, 

o cuando acompañaba a mis sobrinos,

más tarde a mi hija y ahora a mi nieto (un cisne blanco dice que es su amigo),

por supuesto, es cierto que no son los mismos, pero la imagen si es y es entrañable.

confío y espero que vuelvan pronto, el estanque está sin vida, sin los patos y sin los niñ@s echándoles comida no es el estanque de nuestro Parque.

Antes de irme quise ver el río, la niebla casi me lo impide, pero me dejó ver que la silla, al igual que el estanque, estaba vacía...

Atrás queda un paseo reparador, pero con la nostalgia de no encontrar lo que buscaba.

Abrazos.